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Una de las características del Cauca es la variedad de culturas de la saludvernáculas o construidas en la dinámica intercultural que contrastan con los sistemas o modelos médicos construidos por la comunidad científica. La evidencia cotidiana de esta diversidad fue interpretada y registrada en la nueva Constitución Política de Colombia y ha sido tenida en cuenta, pero de una manera marginal (por no decir retórica), en los paquetes legislativos para el desenvolvimiento sectorial. Sin embargo, aunque la existencia de estas culturas de la salud es innegable se enfrenta con la política de eliminación de la diversidad como condición necesaria para el desarrollo, a pesar del fracaso de muchos programas de salud estatales y no estatales.
Además, la negación hegemónica de las diferencias existentes y las decisiones centralizadas se han convertido en los principales factores generadores de violencia en Colombia, produciendo un impacto negativo sobre el bienestar de la población, uno de los problemas prioritarios de la salud pública. La revisión de esta experiencia debe conducir a una reconceptualización de la salud y del desarrollo; en vez de ser obstáculo la diversidad cultural debe ser un potencial efectivo para el nuevo concepto de desarrollo integral y armónico de la sociedad.