Editorial:
Universidad del Cauca, Servicio de Salud del Cauca, Grupo de investigaciones médico-antropológicas. Editorial Universidad del Cauca. Editorial Universidad del Cauca. Popayán.

Autor(es):
Portela Guarin, Hugo.
Corrales Socorro.
Orozco Angelo

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Me han pedido los autores del presente texto que haga una presentación de su trabajo. Y lo hago con gusto, en la medida en que este documento representa un esfuerzo - no logrado completamente - de sintetizar, poner en común y problematizar lo que encontraron sobre participación comunitaria.

Hace rato el Estado Colombiano viene hablando y apropiándose el concepto de participación comunitaria... y hace rato que sus planes fracasan precisamente por eso: Por la ausencia de ésta, en la medida en que ella hizo estallar una de las contradicciones fundamentales de nuestro quehacer político: No hay democracia real. No lo dice el informe expresamente, pero uno lo lee entre líneas, cuando, por ejemplo, en la parte referente a Bolívar (Cauca), se encuentran comunidades que ejercen su autonomía, con decisión y sin claudicaciones.

Pero esta decisión no es fruto del azar. No, los ciudadanos de menos - quienes son los más en el país - van descubriendo que no es posible convertir la desconfianza en las instituciones estatales, en una mera consigna moralista, sino que es necesario cambiar las reglas de juego en política.

Y eso es lo que viene sucediendo cuando los ciudadanos del común luchan por agua potable, o por luz, o por líneas telefónicas, o cuando las madres se organizan y pelean porque el Bienestar Familiar sea eso: bienestar.

Todos los movimientos sociales de los últimos años están mostrando que la gente tiene capacidad para organizarse, tomar decisiones, luchar, hacer respetar sus derechos. Y ahí hay ya gérmenes de participación democrática.

Podría argumentarse que esa vía contestataria está en contravía de todo el aparato legislativo colombiano, elegido también por la vía electoral. Pero precisamente la crisis profunda de éste afectó las vías de la legalidad y ayudó a conformar las vías de hecho y, desde luego, la confrontación con el Estado.

La ineficiencia de éste, nadie la pone en duda. Las respuestas de los moradores de varios municipios del Cauca son dicientes. Y es aquí donde encontramos el nexo entre participación comunitaria y Estado. Este la pide, la legisla y la impulsa para que sus proyectos tengan salida. Y las comunidades tienen necesidades prioritarias que resolver. Entre las dos, se instaura el cada vez más pesado carácter burocrático de aquél.

Quien lea con atención el informe, encontrará que la respuesta del común de la gente - y esa es la que interesa, sobremanera - va en dirección de no creer más en un Estado burocrático y politiquero.Cuando uno charla con el equipo que hizo el informe, tiene la sensación de que todo lo que ellos dicen ya fue dicho. Y así es. Esas persistencias convocan a una reflexión y acción (o acciones) distintas en política. De lo contrario, es llover sobre mojado.

De entrada, una participación comunitaria desde y con la gente, implica que esta, a través de sus distintos tipos de organización, tenga poder real, no poder formal. Y el poder se construye con dificultad. No es un problema de palabrería -tan abundante en tiempos de confusión - sino la revisión de fondo de lo que es nuestra maltrecha democracia.

Los moralistas reconocen que este país anda mal. Verdad de perogrullo. Y ahí radica el primer equívoco serio para un análisis. A las verdades de perogrullo le dan soluciones de perogrullo y por esta vía se deslizan al facilismo, - las determinaciones desde arriba - disfrazadas con el manto de "dictadas por expertos", y ese ambiguo malestar tan colombiano que se expresa en la frase cotidiana: Se necesita que esto, cambie para que quede igual.

Por ello mismo, las diferentes personas, organismos estatales o no, organizaciones gubernamentales o no, cada uno tendrá una lectura diferente del Informe, puesto que cada uno lee desde su propia realidad, y ésta es una construcción social y no simplemente algo dado, estático. La suma de esas lecturas - para desengaño de muchos - no es la interpretación del Informe. No, cada uno, en su autonomía política, si es que la tiene, seguirá encontrando lo mismo: Repeticiones, decires, frustraciones, esperanzas.

Puede haber varias preguntas finales. Se nos ocurre una: ¿Qué hace la investigación en este tipo de trabajos y reflexión?. Mucho y nada. Mucho, si ello implica el intentar explicar y reconocer los fenómenos sociales de los cuales somos partícipes. Nada, si la investigación se vuelve como el Estado: Burocrática y aparentemente neutral.

OMAR GONZÁLEZ