Las enfermedades que registra la epidemiología -clasificación internacional de las enfermedades- no coincide con las representadas por parte de los miembros de las comunidades. Esto acarrea importantes consecuencias sanitarias y sociales dado que las priorizaciones que se dan en los ámbitos comunitarios, institucionales y políticos aparecen contradictorios; situación que es frecuente y podría explicar el fracaso de muchas campañas globales al interior de programas de salud estructuradas en torno a las líneas maestras de los estudios epidemiológicos generales o de las encuestas de salud.

De otra parte, se reduce el ser humano a la condición de "huésped" -ser natural y biológico -, y los aspectos que lo hacen humano, como lo psíquico, lo social y sobre todo su capacidad de producir y transformar, se desarticulan y se convierten en factores ambientales, y en consecuencia, los miembros de una comunidad solo tendrán diferencias biológicas, y entonces solo serán la suma de individuos biológicos.

Sigue la inercia del modelo de lo social haciendo parte del ambiente, confundiéndose la particularidad de lo social con los componentes del ambiente; de tal manera que en vez de entender lo ambiental como resultado de lo social, se concibe lo social como parte del macro-ambiente que circunda a una persona.

Es decir, la sociedad y la cultura siguen en el ámbito del medio ambiente susceptible de análisis por métodos ecológicos en la perspectiva de la teoría de sistemas y no por métodos económicos, históricos, sociales y antropológicos; se mantiene la idea que los factores ambientales y el agente solo establecen conexiones externas con el ser humano -huésped-, y entonces se puede actuar sobre ellos con medidas de tipo ecológico donde nada tiene que ver la organización social.

Según esta lógica, en la definición del perfil patológico de una comunidad especifica no se tienen en cuenta a los seres humanos en comunidad, sus historias y sus formas de organización. Aún se observa como se pretenden llevar programas de salud pública -sin mucha fortaleza- que actúan sobre los factores desequilibrantes del ecosistema para devolver la funcionalidad de la cual depende la salud, como equilibrio entre el agente, el huésped y el medio ambiente.

Por lo caracterizado precedentemente, es común ver que en los programas de salud, los factores: ambiente, servicios de salud, comportamiento y herencia, todavía se siguen reseñando como realidades diferentes y solo interrelacionados a través de la mezcla de factores medibles matemáticamente y estadísticamente por fuera de la estructura que indica y explica su consistencia así como la pertinencia de sus ínter-relaciones por la presencia del concepto de ser humano biológico y no social, donde lo social es considerado como factor y no como el receptáculo donde se produce la vida humana y todo lo que la afecta; de tal manera que es en este ámbito donde la antropología se ha quedado con el mínimo aporte de la descripción y análisis de los factores sociales y culturales.

La epidemiología ante su dificultad de integrar los diferentes componentes del proceso de salud y enfermedad construye una apariencia de realidad a partir de los factores cuantificables en la perspectiva del modelo médico clínico, y en tal sentido las propuestas de acción estarán dirigidas al ámbito de las consecuencias y no de las causas de la enfermedad, situándose las acciones muy lejos de las verdaderas fuentes de los orígenes de las enfermedades.