Sería injusto no reconocer los numerosos progresos en el conocimiento adquirido por los diferentes campos de la ciencia durante el siglo XX, pero no se puede olvidar que dichos logros se hicieron bajo el criterio que redujo el objeto de conocimiento a las partes por fuera del todo, se fragmentó lo que estaba unido y con esta acción se fraccionaron los grandes problemas humanos beneficiando los problemas teóricos y particulares, uní-dimensionando lo multidimensional.

Esto condujo en el proceso del conocimiento intelectual a eliminar todo aquello que presentaba dificultades para dejarse medir; es decir, lo no cuantificable, lo que no se podía “objetivizar”, excluyéndose entonces la subjetividad; en esa perspectiva la compleja unidad de la naturaleza humana se fue desintegrando y fragmentando, fragmentación que es observable en los objetos de estudio que abordan las diferentes disciplinas.

El ser humano es una integralidad bio-cultural, y colocados en cualquier lógica de conocimiento: amerindiana, mestiza, científica, occidental, oriental, etc., siempre se va a encontrar que lo que le ocurra al cuerpo humano, una de sus dimensiones, lo que lo amenace, lo que lo enferme, lo que lo deteriore,  hasta su muerte o continuación simbólica, todo ello depende de lo que el cuerpo es como complejo integral.

El cuerpo humano es el primer instrumento del ser humano e inmediatizador frente a la naturaleza, es socializado y culturizado al interior de una historia inseparable de la historia de la técnica y de las formas del conocimiento humano, razón por la cual, los saberes desarrollados históricamente como la anatomía y la fisiología, son el resultado de esas concepciones que no pueden ser entendidas descontextualizadas de otros saberes como las cosmogonías, las astronomías, las teogonías, y las diferentes visiones de mundo.

Con este panorama, una perspectiva deseable debe superar la concepción de cuerpo humano como individuo y ser biológico, para abordarlo, además, desde una perspectiva social grupal o colectiva. Deben abordarse las instancias individual y colectiva en la medida que la una integra la otra, tal vez es aquí donde se presenta la gran dificultad en la articulación de los diversos componentes que permiten aproximarse al sentido del proceso de salud y enfermedad.