En Colombia como en muchas partes del mundo se encuentran las mujeres, genéricamente llamadas parteras, con arraigados y eficaces conocimientos ancestrales para ayudar a nacer la vida, con despliegue de afecto para acompañar a las futuras madres y para recibir en sus manos a niños y niñas que recién salen a la luz. El parterismo hoy, al cumplirse la primera década del siglo XXI, sigue siendo una tradición que no acaba. La siguiente es una narración de una joven embarazada de un pequeño poblado del Departamento del Cauca en Colombia.

"Con aproximadamente un mes de embarazo, comencé a sentirme muy mal, la presencia de ciertos síntomas como nauseas, vómitos y dolores bajos con mucha frecuencia, los comenté entre mi familia, y me llevaron a descubrir ciertas creencias que nunca imaginé que existieran, una de ellas, el hacerse sobar de una partera, para que el bebé no se encaje, o como otras lo llaman para que no haga cama en una sola parte del estomago".

"En mi caso, según mi padre, los dolores se debían a que conmigo estaba pasando exactamente lo mismo -encajamiento del bebé-; entonces mi padre decidió buscar a la señora que había sobado a mi madre cuando estaba esperando a mis hermanos y a mí, con ésta experiencia empecé a descubrir que en mi familia existían estas creencias, que habían sido trasmitidas por mi abuela a mi padre".

Mi abuela al estar embarazada también había acudido a esta técnica tradicional, para que sus bebes no se encajaran [...] Con la señora que me ayudó a desencajar a mi bebe [...] antes de todo sentí mucho miedo, porque mujeres y médicos dicen que cuando una mujer se hace sobar de una partera, el cordón umbilical se puede enredar en el cuello del niño que puede morir en el momento del nacimiento o en el momento de dar la vuelta [...] pero a pesar de todo y el miedo que sentía, decidí hacerlo ¡ fue una experiencia maravillosa ¡ ".

"Comenzó acostándome sobre una cama cubierta por una sábana blanca, me bajé la sudadera, la partera me hizo una serie de preguntas para enterarse de lo que realmente sentía, cuando le informé que casi no podía caminar más de dos cuadras porque las piernas se me congelaban, me dolían, y que no podía ni coger una escoba para barrer porque el dolor era impresionante en la parte izquierda baja del estomago, me dijo lo que mi padre me había pronosticado, el feto se estaba encajando, entonces comenzó la práctica, me dobló la pierna izquierda, porque era el lado donde más me dolía, al hacerlo ésta traqueo muy fuerte, luego hizo exactamente lo mismo con la pierna derecha, pero con esta no paso nada; entonces me dijo es prácticamente lo que le dije; luego siguió untándome un aceite de almendras en el estomago y sobando en formas circulares hacia el lado del encaje, eso duró más o menos unos 15 minutos. Por último, me colocó una tira larga - denominada chumbe - amarrada en la parte baja de la cama hecha por el bebé (encaje) [...]".

"Me dijo que ella no comprendía porque actualmente los médicos e incluso las mismas embarazadas permitían que a la hora del parto fueran tocadas -por muchos - para determinar la dilatación, y menos, aún, porque tanta gente tenia que estar en ese momento del parto, si sólo se necesitaba la ayuda de una persona - o al menos eso era lo que ella hacia en el momento de un parto - porque no le gustaba que estorbaran, por eso ella hacía muy bien y rápido su trabajo, sin necesidad de hacer sufrir con dolores a las mujeres, porque muchas veces los dolores son provocados por enfermeras que cuando están con la menstruación cargan y pretenden recibir a los recién nacidos, aún sabiendo que eso es malo -dolores fuertes a la madre y pujo al bebe en el momento de nacer-".

"[...] Esa gente que se cree saber mucho, en últimas no sabe y no cree en estas cosas, porque para ellos lo nuestro es ignorancia; tampoco comprendo porque hoy en día tienen que echar cuchillo a la barriga de la mujer para sacar al bebé. Antes no era necesario hacerlo, y todo porque las mujeres embarazadas se hacían sobar para que el bebé tomara la posición correcta, pero ahora las rajan solo porque están atravesados, aun sabiendo que no es necesario. Tampoco comprendo porque la gente que va a un hospital permite que la placenta y el cordón se arrojen a la basura, ellos son parte importante de la vida y del futuro del bebe; del cordón umbilical depende la encía que va a tener el bebe, entonces pregunté ¿por qué y que había que hacer?, me respondió: en el momento en que nace el bebe, hay que coger el ombligo y enterrarlo en el patio, en el solar de la casa, entre más profundo usted abra el hueco para enterrarlo más hermosa y duradera va a tener la dentadura el niño; al llegar la noche no pudimos seguir con la conversación, pues era demasiado tarde, entonces ella me hizo una serie de recomendaciones: para que los dolores del parto no sean tan duros y no se recoja frio, consiga una hierba que se llama mejorana, la cocina en un pocillo de agua, se toma medio -pocillo- en ayunas, y el resto lo consume en horas de la noche; cuando nazca el bebé, es recomendable que lo enchumbe porque el bebé es una masa que se perfecciona, se lo digo porque cuando tuve a mi último hijo el nació con una mal formación, con una hernia, porque hasta última hora hice todos los oficios de la casa, pero a punta de enchumbarlo corregí esto; además, también sirve para que el bebé sea sano y sobretodo fuerte, por eso es mejor enchumbar".

"Después de terminada la conversación llegué a casa, le comenté, lo hablado con la señora, a mi padre, pero esta conversación también me dejó muy sorprendida, porque en el momento de abordar el tema del cordón umbilical, me dijo que mi cordón había sido enterrado bajo un árbol de papayo, para que nunca me hiciera daño el frio de muerto, de cementerio, o hielo como lo llaman en otras ciudades, pero que había quedado en una de las primeras casas que mi abuela había comprado en el municipio de Morales, de donde son mis abuelos maternos y paternos, seguí enterándome que son muchas las creencias y prácticas que mi familia tiene; en cuanto al chumbe también dicen que lo utilizaron desde mi bis-abuelo hasta nuestros días para que los niños obtengan fuerza".

"El parterismo y el sobanderismo en mujeres embarazadas es una tradición que no tiene fin en mi familia, que ha sido trasmitida de una generación a otra, pero a pesar de que no todos y todas hemos nacido en casa con la ayuda de las parteras, hemos seguido con la tradición de buscar a estas mujeres para que nos soben y acomoden a nuestros bebes, además continúan con las creencias del palo de papayo, del chumbe, del cordón umbilical, lo cual me mostró claramente que aunque mi familia no pertenezca a una comunidad indígena, tiene sus raíces campesinas con sus propias creencias y prácticas".