Editorial:
Banco de la República, 2016. Legis S.A Bogotá.

Autor(es):
Portela Guarin, Hugo
Sandra Carolina Portela García
Maria Elvira Molano; Fotografía Asoparupa, Salvatore Ramírez

ISSN:
ISBN: 978-958-664-336-8

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Las curanderas, comadronas y parteras, con sus saberes y prácticas  al servicio de la salud reproductiva de la población, hacen parte de la medicina tradicional modelo médico alternativo subordinado (Menéndez, 1990). Ésta presta atención a los problemas inherentes al proceso de salud-enfermedad más allá de los aspectos estrictamente curativos, que envuelven un amplio espectro de prácticas y representaciones  de la vida individual y colectiva de los diferentes grupos socioculturales que, además, evolucionan según las influencias so-cio-históricas,  económicas, ideológicas y políticas de los contextos.

El papel protagónico del saber y las prácticas de las parteras en la continuidad y perdurabilidad  biológica y cultural del mundo afro-pacifico lucha por su reconocimiento en una nueva lógica de distribución en la gestión de la salud pública colombiana con la participación de las diferentes fuentes de regulación social como son el Estado, el mercado  y las comunidades (Navarro, s.f.) para superar el ámbito de la llamada “legislación mercantil” (De Sousa, 2003, p.158) agenciada por el Estado mediante la Ley 100 de 1993, para sustituir su ineficiencia por la eficiencia del mercado.

En esta perspectiva, lo que se pretende es resaltar la importancia del “arte de partear” sin caer en el simplismo de visibilizarlo como un ejercicio más de “esas cosas que hacen los negros del Pacífico” bastante criticado por Asoparupa en la vocería de Rosminda  Quiñonez (El Tiempo, 2015). Se procura compartir parte de los profundos aportes conceptuales que soportan la práctica de un arte secular que se ha mantenido en el “secreto de las mujeres” como sustento de posibilidad, permanencia, continuidad-discontinuidad y transformaciones; que, no obstante las confrontaciones encaminadas por la ginecología para establecer “[…] la validez de las normas de la cientificidad” (Canguilhem, 1992, p.29) en el mundo de la biomedicina; ellos se mantienen por la eficacia social e históricamente reconocida, al asumir y encaminar  una armonía en la relación cuerpo femenino-naturaleza ante la responsabilidad de la supervivencia biológica y cultural  del mundo  afro.