Una experiencia de investigación con la gente de la parte alta de la cuenca del río Cauca.

La aproximación a las percepciones y representaciones sobre los fenómenos de variabilidad y cambio climático, relacionados con las actividades agrícolas, desde la perspectiva comunitaria del conocimiento local, requirió de una estrategia para ir tras la memoria cultural.

Como referencia, se identificó un marco conceptual de cultura para evocar experiencias implementadas en la Cuenca, qué narradas se convirtieran en insumo de análisis, al develar en ellas tácticas de adaptación progresiva al cambio climático, en el ámbito productivo, ambiental, social e institucional.

Se concibió la cultura como la materialización de las actividades que las personas hacen día a día, precedidas de historias de comunicación y socialización dirigidas por la cosmovisión; es decir, la existencia de la cultura, en la medida que ha sido pensada, socializada y hecha.

Las actividades relacionadas con la preparación de la tierra para la siembra de las plantas que producen los alimentos, es la materialización de los concomimientos que guían el quehacer de los grupos socioculturales, pero también es el encuentro con las experiencias de adaptación frente los cambios climáticos.

Se aceptó el concepto de cultura como proceso viable para adaptarse a los cambios climáticos, porque las personas que hacen parte de los grupos socioculturales reciben y transmiten experiencias que al mismo tiempo son recreadas y manipuladas.

Estas premisas de las ciencias sociales que guían la aproximación a los conocimientos ancestrales, se constituyeron en el marco de referencia de la investigación cualitativa que ha buscado develar las interpretaciones y representaciones territoriales, así como las medidas de adaptación al cambio climático.

Abordar experiencias regionales sobre las dinámicas de la relación agricultura y cambio climático con campesinos, afros descendientes e indígenas, por fuera de su territorio de la cuenca alta del río Cauca en el Departamento de su mismo nombre en Colombia, requirió, además, la estrategia de talleres focales.

Se estimuló a los participantes para recordar e ir tras la memoria sobre los eventos pasados, lo sentido y actuado por ellos, y muchas fueron las afirmaciones que dieron cuenta de las particulares aprehensiones y significaciones de la naturaleza que como cosmovisiones han generado éticas de relacionamiento adaptativas.

Se agruparon mujeres y hombres vinculados entre sí por actividades, intereses y fines comunes con concepciones del mundo que corresponden a los intereses de los grupos sociales campesinos, indígenas y afro descendientes, para lograr una mayor concreción de sus cosmovisiones en ese contexto.

Los miembros de cada grupo social evidenciaron un caudal de conocimientos sobre “la vida de la naturaleza”, naturaleza que ante sus senso-percepciones se manifiesta mediante señas que leídas e interpretadas por las personas indican cómo actuar en sus actividades cotidianas:

Entre las señas leídas como anuncios del verano se encuentran “el canto de las chicharras”, “cuando sale el armadillo”, “cuando la laguna refleja como un espejo hacia el cielo en invierno es porque va a hacer verano, y cuando sucede en verano, es porque va a llover”.

Llueve “cuando las lombrices brotan de la tierra”, “cuando canta el paletón”, “aletean las golondrinas”, “se alborotan las cucarachas y las hormigas”, “cantan las ranas y los sapos en las madre viejas”, “cuando las nubes están granizadas” y cuando “baja agua sucia por las quebradas”.

Identificaron la afectación del cambio climático: “los cultivos florecen pero no llegan las lluvias”, “sin aguas no hay pastos, no hay leche, no hay plata y hay desempleo” y el problema económico y social es grande; además, llegan “las enfermedades” y “las plagas”.

Para reducir la vulnerabilidad del sector agrícola y el impacto negativo en el bienestar de las comunidades, realizan: “cultivos bajo cubiertas”, “barreras protectoras”, “drenajes”, “diversificación de cultivos”, “regeneración de paisajes”, y “se siembra en cualquier época porque no se coge carga al clima”.

Las mujeres se organizan, “ante la ausencia del agua cultivan en menos espacio para gastar menos agua”, “cultivan en cajas y tarros, los alimentos más necesarios”, “rescatan y custodian las semillas”.

Rememoraron cosmovisiones sobre la naturaleza que como productos culturales colectivos constituyen macrosistemas de comunicación donde cada mensaje cumple requisitos mínimos de transparencia, de coparticipación intelectual entre emisores y receptores, y de establecimiento de reglas necesarias para poder adaptarse a los embates del cambio climático.